martes, 29 de enero de 2019

La importancia de la agricultura en un pais

La agricultura puede ser definida como la producción, procesamiento, comercialización y distribución de cultivos y productos de ganado, siendo este con concepto moderno ya que anteriormente se concebía como un término exclusivo hacia los cultivos vegetales.

La agricultura desempeña un papel crucial en la economía de un país; es la columna vertebral de nuestro sistema económico; no sólo proporciona alimentos y materias primas, sino también oportunidades de empleo a una importante cantidad de población. Algunos hechos que podemos destacar claramente son:

Fuente de sustento:

Es la principal fuente de empleo en el país, representando un 25% de la Población Económicamente Activa, es decir, es la principal fuente de empleo ya que más de 1,6 millones de personas laboran en el sector.

Contribución al ingreso nacional:

La agricultura es uno de los ejes principales sobre los que se desenvuelve la economía del país, tanto en el ámbito económico como en la seguridad alimentaria. El reporte de Productividad Agrícola del Ecuador señala que esta actividad aporta un promedio de 8.5% al PIB, siendo el sexto sector que aporta a la producción del país.

Suministro de alimentos y forrajes:

El sector agrícola también proporciona forraje para el ganado. Los bovinos proporcionan alimento en forma de leche o carne para cubrir las necesidades alimentarias de la gente.

Importancia en el comercio internacional:

Es el sector agrícola el que alimenta el comercio del país. Los productos agrícolas como banano, cacao, flores, café, plátano, entre otros, constituyen los artículos principales de las exportaciones del Ecuador. Si el proceso de desarrollo de la agricultura es fluido, las exportaciones aumentan y las importaciones se reducen considerablemente.

Por lo tanto, ayuda a reducir la balanza de pagos adversa y ahorrar nuestras divisas. Esta cantidad puede ser bien utilizada para importar otros insumos necesarios, materias primas, maquinaria y otras infraestructuras que de otra manera son útiles para la promoción del desarrollo económico del país.

Superávit comercializable:

El desarrollo del sector agrícola conduce a superávit comercializable. A medida que el país se desarrolla, más y más personas estarán dedicadas a la minería, la manufactura y otros sectores no agrícolas. Todas estas personas dependen de la producción de alimentos que pueden obtener del superávit comercializable.

A medida que se desarrolla la agricultura, la producción aumenta y el excedente comercializable se expande. Esto se puede vender a otros países. Aquí, vale la pena mencionar que el desarrollo de Japón y otros países fue posible gracias al excedente de la agricultura. No hay razón para que esto no pueda hacerse en nuestro propio caso.

Fuente de materia prima:

La agricultura ha sido la fuente de materias primas para las principales industrias como cereales, maíz, azúcar, aceites comestibles y no comestibles, etc., todo ello depende directamente de la agricultura.

De lo anterior, se puede concluir que la agricultura ocupa un lugar importante en el desarrollo de una economía. De hecho, es una condición previa para el aumento económico, haciendo vital continuar con la formación de profesionales en este ámbito tan diverso
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domingo, 20 de enero de 2019

Agricultura de conservacion

La agricultura de conservación es un sistema de cultivo que puede prevenir la pérdida de tierras cultivables y a la vez regenerar las tierras degradadas. La agricultura de conservación fomenta el mantenimiento de una cobertura permanente de los suelos, el laboreo mínimo de las tierras y la diversificación de especies vegetales. Potencia la biodiversidad y los procesos biológicos naturales por encima y por debajo de la superficie del suelo, lo que contribuye a un mayor aprovechamiento del agua y una mayor eficiencia en el uso de nutrientes, así como a la mejora y sostenibilidad de la producción de cultivos.

Los principios de la agricultura de conservación son universalmente aplicables a todos los paisajes agrícolas y usos de la tierra, con las correspondientes prácticas adaptadas a las condiciones locales. Las intervenciones del suelo, tales como la alteración mecánica del mismo, se reducen a un mínimo absoluto o bien se evitan, y los insumos externos como los agroquímicos y los nutrientes de las plantas de origen mineral u orgánico se aplican de forma óptima y en cantidades y de modo tal que no perturben los procesos biológicos o interfieran en ellos.

La agricultura de conservación facilita buenas prácticas agronómicas, como la ejecución de operaciones a su debido tiempo, y mejora en general el cultivo de la tierra tanto en la producción de secano como en la de riego. Acompañada de otras buenas prácticas conocidas, como el uso de semillas de calidad, así como la gestión integrada de plagas, nutrientes, malezas y aguas y otros elementos, la agricultura de conservación constituye la base para la intensificación de la producción agrícola sostenible. La agricultura de conservación ofrece mayores posibilidades de integración de los sectores de producción, como la integración entre agricultura y ganadería y la integración de los árboles y pastos en los paisajes agrícolas.
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¿Donde y como se origino la agricultura?

La agricultura comenzó durante el Neolítico, hace unos 10.000 años, y ahora, un nuevo estudio sugiere que el inicio y extensión de esa práctica no fue obra de un único grupo, sino que se produjo en múltiples poblaciones cercanas, pero genéticamente diferenciadas.

Dónde y cómo se originó la transición de cazadores-recolectores a la agricultura sedentaria es objeto de debate y los resultados de un nuevo estudio que publica este jueves 'Science' apoyan la hipótesis de que la cultura agrícola se extendió por Europa, África y Asia a partir de varias fuentes de población.

"Se había dado por sentado que los primeros campesinos pertenecían a una población única y genéticamente homogénea. Sin embargo, hemos descubierto que había profundas diferencias genéticas entre esas primeras poblaciones de agricultores, lo que indica ancestros muy diferentes", explicó uno de los autores del estudio Garrett Hellenthan del University College de Londres.

El equipo estudió el ADN de algunos de los primeros agricultores encontrados en la región iraní de Zagros y descubrieron que su genoma era muy diferente al de los primeros campesinos del Egeo y de Europa.

Sin embargo, los expertos sí que identificaron similitudes entre el ADN de los campesinos del Neolítico y el de la gente que vivía en el sur de Asia, Afganistán, Pakistán e Irán.

"Sabemos que las técnicas agrícolas, incluidos varias plantas y animales domésticos, surgieron a lo largo del Creciente Fértil -Mesopotamia asiática, entre los cursos inferiores de los ríos Tigris y Eúfrates-, sin un centro en particular", explicó el profesor Mark Thomas de la misma institución.

Pero descubrir que esta región estaba formada por poblaciones de campesinos genéticamente muy distintas "fue una sorpresa. Estimamos que se separaron hace entre 46.000 y 77.000 años, por lo que es casi seguro que tenían aspectos físicos diferentes y hablaban lenguas diferentes. Es casi como si debiéramos estar hablando de un origen federal de la agricultura", agregó el experto.

Para lograr más datos, los expertos secuenciaron el ADN de cuatro esqueletos de la región iraní de Zagros, el lugar donde se han encontrado algunas de las evidencias más antiguas del surgimiento de la agricultura.

Los análisis genéticos descubrieron la existencia de un grupo humano cuyo ADN no se había secuenciado hasta ahora y que presenta características muy diferentes de los hombres neolíticos de Anatolia, la población que suele considerarse como el ancestro más probable de los agricultores europeos.

Estos resultados sugieren que los campesinos de la región de Zagros, cuyas secuencias genéticas guardan gran similitud con las poblaciones actuales de Pakistán y Afganistán, no fueron los predecesores de los primeros granjeros europeos.

Es posible que se separaran de los antiguos genomas de las poblaciones neolíticas de Anatolia, hace más de 40.000 años, según los autores, lo que sirvió con una fuente separada de expansión de la agricultura.

El paso de la caza y la recolección nómada a la agricultura sedentaria fue uno de los cambios comportamentales más importantes desde la aparición de los humanos en África hace unos 200.000 años.

Esa transición produjo cambios profundos en las sociedades, entre ellos una mayor densidad de población, nuevas enfermedades, desigualdad social, vida urbana y, en última instancia, el surgimiento de las civilizaciones antiguas, señala un comunicado.

Tal fue el impacto de la agricultura en nuestra especie que los arqueólogos han debatido durante más de un siglo sobre cómo se originó y se difundió a regiones fronterizas como Europa, el norte de África y el sur de Asia, indicó Stephen Shennan.

El equipo ha mostrado, por vez primera, que diferentes poblaciones en varias zonas del Creciente Fértil llegaron a soluciones similares en su búsqueda de una nueva forma de vida en las nuevas condiciones creadas por el final de la última Edad de Hielo", agregó.

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Impacto de la agricultura industrial

Los impactos de la agricultura industrial son devastadores para el medio ambiente y las comunidades humanas. La agricultura y ganadería intensivas provocan la degradación de los suelos, el uso masivo de tóxicos, el acaparamiento de tierras y el consecuente desplazamiento de comunidades, entre otros impactos.

Además, la agricultura industrial se ha mostrado incapaz de alimentar a la población, ya que millones de personas en el mundo continúan pasando hambre.

Desde Amigos de la Tierra denunciamos las consecuencias de estas prácticas que no hacen más que empobrecer a los países menos industrializados y perpetuar la precariedad de los agricultores y agricultoras que verdaderamente alimentan al mundo, a la vez que protegen los recursos naturales.

Por este motivo además de denunciar e informar sobre los cultivos transgénicos, trabajamos para frenar el uso de los agrocombustibles, denunciar las emisiones causadas por el transporte irracional de alimentos y transformar la Política Agraria Común Europea (PAC) en una herramienta capaz de promover la producción de alimentos sanos, proteger el medio ambiente y mantener un medio rural vivo.

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La agricultura industrial

 La expresión agricultura industrial se refiere a un tipo de producción agropecuaria industrializada moderna de ganado, aves, peces y cultivos. La agricultura industrial emplea métodos técnico-científicos, económicos y políticos, como son: innovación en maquinaria y métodos de producción agropecuarios, tecnología genética, técnicas para lograr economías de escala en la producción, creación de nuevos mercados de consumo, protección mediante patentes de la información genética, y comercio a escala internacional. Estos métodos están generalizados en los países desarrollados y son cada vez comunes en todo el mundo.
La agricultura industrial es aquella agricultura que se centra en la producción masiva de un solo producto pero lleva un alto nivel de tecnificación y necesita una alta inversión de capital, energía y otros recursos, requiriendo normalmente trabajo externo y ayuda de especialistas. Es dudoso que sea sostenible en ausencia de una fuente masiva de energía barata como la obtenida, con alto costo ambiental, de los combustibles fósiles.
Una característica esencial es la orientación en las explotaciones agrícolas y ganaderas hacia un producto determinado, y esto da lugar a los monocultivos.

Es la última etapa del proceso de intensificación de la agricultura que lleva a un desplazamiento de la agricultura de mediana escala para dar paso a la gran industria del campo, integrada a los agro negocios y a las cadenas de exportación, se encuentra en países desarrollados e industrializados.
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Consejos para un uso sotenible del agua en la agricultura

El mundo cada vez gasta más agua de la que la tierra nos puede ofrecer, así que una de las más importantes obligaciones de los agricultores es mejorar el uso del agua en la agricultura.

Regar es una de las tareas más comunes en la actividad agraria, pues sin agua los cultivos no darían producción. Así pues, hacer un uso sostenible del agua en la agricultura es de vital importancia para la sostenibilidad de ésta, y más aún si estamos hablando de cultivos ecológicos. Hay que aprender a utilizar el agua de manera eficiente, para sacarle el máximo partido, causando el menor gasto posible.

Pero además de la sostenibilidad del uso del agua de la agricultura por temas medioambientales, existen muchas razones por las que cuidar el regadío de los cultivos. Si inviertes en mejorar y hacer más eficientes tus técnicas de regadío de los cultivos, estarás potenciando la productividad de estos, ya que estabiliza la producción agrícola frente a los cambios pluviométricos. Esto repercutirá enormemente en tus ingresos agrícolas y no serán tan volátiles.

Así que ya no existen excusas para que no seas más prudente con el uso de agua en la agricultura

Técnicas para mejorar el consumo de agua en la agricultura

Si has tomado la sabia decisión de mejorar el empleo de agua en la agricultura, te dejamos con algunos consejos para que lo consigas.
1.Seleccionar el sistema de riego más eficiente y que satisfaga las necesidades del cultivo. Un sistema de regadío que consume mucha más agua de la necesaria es el riego de superficie (A manta), en cambio el riego por goteo o por aspersión utilizan menos agua y consiguen alcanzar los mismos rendimientos.
2.Estudiar las necesidades de consumo de agua del cultivo en cada temporada. De esta manera se podrá ajustar la cantidad de agua a las verdaderas necesidades y no despilfarrarás agua en épocas donde llueve más o el agua está más cara.
3.Elegir adecuadamente la hora del día en la que se va a regar la producción para así evitar la evaporación del agua. Lo ideal es que se riegen los cultivos en aquellos momentos del día en los que sol no está muy alto, por ejemplo a primera hora del día o última de la tarde, de esta manera procurarás que todo el agua utilizada vaya destinada a su cometido.
4.Evitar las pérdidas de agua por escorrentía e infiltración fuera del alcance de las raíces, y ajustar el empleo de fertilizantes a las necesidades reales del cultivo y administrarlos adecuadamente para que no se produzcan pérdidas por lixiviación.
5.Cultivar productos del mediterráneo que sólo necesiten un plus de agua además de la lluvia, en vez de basar toda la producción en agua de riego.
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El agua en la agricultura

El uso del agua para fines agrícolas es un tema central en cualquier debate sobre los recursos hídricos y la seguridad alimentaria. En promedio, en la agricultura se ocupa el 70 % del agua que se extrae en el mundo, y las actividades agrícolas representan una proporción aún mayor del "uso consuntivo del agua" debido a la evapotranspiración de los cultivos. A nivel mundial, más de 330 millones de hectáreas cuentan con instalaciones de riego. La agricultura de regadío representa el 20 % del total de la superficie cultivada y aporta el 40 % de la producción total de alimentos en todo el mundo.
Se espera que la competencia por los recursos hídricos aumente en el futuro, poniendo especial presión sobre la agricultura. Para apoyar un constante crecimiento económico, será necesario realizar cambios importantes en las asignaciones de agua en los diversos sectores. Debido al aumento de la población, la urbanización, la industrialización y el cambio climático, se precisa que una mejora de la eficiencia en el uso del agua vaya acompañada de una reasignación del agua en las regiones con estrés hídrico que oscile entre un 25 % y un 40 %. En la mayoría de los casos, se prevé que esta reasignación provenga de la agricultura debido a su elevada participación en el consumo de agua. Los desplazamientos tendrán que ser tanto físicos como virtuales. Los desplazamientos físicos pueden traducirse en cambios en las asignaciones iniciales de recursos de aguas superficiales y subterráneas, así como en el traspaso de las "ventas" del agua, principalmente de los usuarios agrícolas a los usuarios urbanos, ambientales e industriales. El agua también puede desplazarse virtualmente a medida que la producción de alimentos, bienes y servicios con alto consumo de agua se concentre en lugares con abundancia de recursos hídricos y los productos se vendan en sitios con escasez de agua.

Al mismo tiempo, el agua para fines agrícolas seguirá cumpliendo una función fundamental en la seguridad alimentaria mundial. Las proyecciones indican que la población del planeta superará los 10 000 millones de habitantes en 2050 y, ya sea en zonas urbanas o rurales, será necesario satisfacer las necesidades básicas de alimentos y fibras de estas personas. Se estima que la producción agrícola tendrá que aumentar en un 70 % para 2050 y, como consecuencia del aumento de los ingresos en gran parte del mundo en desarrollo, se producirá un incremento en el consumo de calorías y de alimentos más complejos. Si esta expansión no se produce a expensas del cambio a gran escala del uso de las tierras y el consiguiente impacto sobre las emisiones de carbono, la agricultura tendrá que intensificarse. Dado que la agricultura de riego es, en promedio, al menos dos veces más productiva por unidad de tierra, tiene un importante efecto de amortiguación contra el aumento de la variabilidad climática y permite una diversificación de los cultivos más segura, sin duda alguna el riego seguirá siendo clave para la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo.

A primera vista, las proyecciones anteriores tanto para el agua como para la seguridad alimentaria parecen contradictorias. Por un lado, es necesario utilizar menos agua para fines agrícolas, pero por otro lado el uso más intensivo del agua en la agricultura es un elemento fundamental en el aumento sostenible de la producción de alimentos. Para resolver este dilema aparente es necesario reconsiderar seriamente la gestión del agua en el sector agrícola y su reposicionamiento en el contexto más amplio de la ordenación general de los recursos hídricos y la seguridad hídrica.

Desafíos prácticos relacionados con el agua en la agricultura

La capacidad de mejorar la gestión del agua en la agricultura se ve limitada por políticas erradas, un desempeño institucional deficiente y restricciones financieras. Las instituciones públicas y privadas más importantes —entre ellas los ministerios de agricultura y agua, las autoridades encargadas de gestionar las cuencas hidrográficas, los administradores de los sistemas de riego, los usuarios de agua y las organizaciones de agricultores— por lo general no cuentan con entornos y capacidades normativas para realizar sus funciones con eficacia. Por ejemplo, los encargados de las cuencas suelen tener una capacidad limitada para hacer cumplir las asignaciones y, por lo tanto, para convocar a las partes interesadas. Las instituciones a cargo del desarrollo de los sistemas de riego, por lo general, se abocan a sistemas de gran escala y que requieren un uso intensivo de capital, y tienden a depender de estrategias del sector público en lugar de potenciar oportunidades de financiamiento y gestión privadas. Los agricultores y sus organizaciones a menudo están respondiendo a marcos de incentivos altamente distorsionados en relación con políticas de apoyo agrícola y fijación de precios del agua.

La mayoría de los Gobiernos y usuarios de agua no invierten de manera adecuada en el mantenimiento de los sistemas de riego y drenaje. Si bien la mala gestión y la operación deficiente pueden influir en el mal desempeño de estos sistemas, la falta de mantenimiento disminuye su buen rendimiento y obliga a realizar reparaciones constantes. No proveer los fondos necesarios para mantener el sistema de riego y drenaje genera el conocido ciclo de "construir-descuidar-recuperar-descuidar".

Aumentar la eficiencia en el consumo de agua para fines agrícolas dependerá también de hacer coincidir las mejoras fuera de las explotaciones agrícolas con los incentivos y las transferencias de tecnología para las inversiones dentro de las explotaciones agrícolas destinadas a mejorar la gestión del suelo y del agua y a mejorar la calidad de las semillas. Existen alternativas como semillas mejoradas, siembra directa o con poca labranza, humectación y secado alternativo, intensificación sostenible del arroz y otras, pero es necesario ajustar las mejoras de los sistemas de abastecimiento de agua para proporcionar servicios a pedido usando tecnologías de la información, como sensores de la humedad del suelo y la estimación de la evapotranspiración a partir de datos satelitales, de manera de aumentar la eficiencia y la productividad del uso del agua en la agricultura.

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Ganaderia

La agricultura moderna y la cría de ganado dependen una de la otra y forman parte de los valiosos recursos que la tierra ofrece. Cada planta o animal tiene un rol específico dentro de este proceso.

Algunos estudios han determinado que para la producción de un kilogramo de carne, se necesitan de 3 a 10 kilogramos de granos. En este sentido, la mayoría de los labradores crían ganado para alimentar a sus familias o para venderlos en un mercado cada día más competitivo.

Pero para lograr un equilibrio entre el nivel de rendimiento, la estabilidad alimentaria y la conservación del ambiente, es necesario que existan incentivos apropiados que estimulen la práctica de la ganadería.

Un elemento de este incentivo, es el conocimiento biológico y de prácticas agrícolas aplicables a los diferentes tipos de ecosistemas, regiones, tipos de suelo y relieve.

Aun cuando muchos problemas ocasionados por la cría de ganado son difíciles de controlar, con la asignación de los incentivos adecuados se puede colaborar con el aumento de los beneficios de la producción agrícola hacia la sociedad.

Por ello, es necesaria la participación coordinada de las oficinas o ministerios de agricultura y medio ambiente para que desarrollen una meta en común, la cual permita lograr un desarrollo sustentable al abordar las preocupaciones de ambas entidades con respecto al uso y manejo de la tierra y los recursos.

No obstante, debe tenerse en cuenta, que sin la inversión adecuada, las ganancias percibidas por el rendimiento de los cultivos así como la protección del medio ambiente, pueden ser insuficientes para lograr la transición a una agricultura sostenible.
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Técnicas de la agricultura moderna

Las nuevas tecnologías adoptadas para el desarrollo de los cultivos traen consigo un sin número de elementos, entre los cuales se pueden mencionar: la variedad de semillas de alto rendimiento, las prácticas de riego adecuadas, los fertilizantes, los pesticidas, sembrar varios tipos de cultivos al mismo tiempo, lo que se conoce como rotación de cultivos, etc.

A continuación se detalla cada una de estas técnicas puestas en marcha por este tipo de agricultura:

Semillas de alto rendimiento
Este tipo de semillas es identificada como HYV seeds por sus siglas en inglés, poseen características propias que las hacen capaces de aprovechar mejor el agua de riego, los nutrientes. La cantidad de producto que se obtiene por superficie sembrada es superior en comparación con una semilla tradicional.
Prácticas de riego
Se sabe que el agua es necesaria para que los cultivos crezcan, razón por la que se denomina a ésta como la sangre de la vida de la agricultura.

El agua juega un papel decisivo en el desarrollo del patrón de cultivo, las combinaciones de cultivo, la intensidad del cultivo y la extensión del terreno sembrado y el ritmo estacional para cada cultivo.

Por eso, hay que tener muy en cuenta que sin un riego adecuado no es posible utilizar semillas de alto rendimiento, y tampoco se puede realizar la fertilización adecuada de las mismas.

Fertilizantes
El uso de fertilizantes es un importante ingrediente para la agricultura moderna. Con ellos se puede aumentar la productividad del cultivo de las semillas de alto rendimiento.

Sin embargo, es importante realizar la selección de biofertilizantes ya que éstos son sustentables y más amigables con el ambiente. En muchos casos dicha práctica se logra con la adición de bacterias fijadoras de nitrógeno en las semillas de alto rendimiento.

Pesticidas
Los pesticidas son sustancia químicas utilizadas para el control de las plagas que atacan a los cultivos. Sin embargo, muchos de ellos contaminan los cultivos ocasionando problemas para la salud.

En la agricultura moderna, los agricultores están adoptando el manejo integrado de plagas, (IPM) por sus siglas en inglés, como una alternativa sustentable al uso de pesticidas.

Este tipo de manejo, permite la incorporación de una serie de técnicas para controlar las plagas que atacan a los cultivos pero con un daño menor al medio ambiente.

Un ejemplo de esta práctica es sembrar cultivos resistentes a las plagas, usar control biológico con insectos que se las comen, destruir las zonas en donde ellas hacen nidos, entre otros. De esta manera el uso de pesticidas químicos es un último recurso.

Rotación de cultivos
La rotación de cultivo permite sembrar distintos tipos de cultivos en el mismo sitio por lo que se permite al suelo recuperar los nutrientes que fueron removidos por un cultivo previo.

Esta técnica está considerada como una de las más poderosas dentro de la agricultura moderna, ya que evita las consecuencias que trae sembrar el mismo tipo de cultivo en la misma área, año tras año.

Otro de los beneficios de la rotación de cultivos, es el control biológico de plagas, ya que a muchas de éstas les gusta un cultivo en específico, sembrado cada año en la misma superficie por lo que se garantizan tener comida suficiente para su crecimiento y desarrollo.

Un ejemplo de rotación de cultivos puesta en marcha por algunos agricultores ha sido sembrar cultivo de soya y otras legumbres. Gracias a esta práctica los labradores han podido reponer los nutrientes en el suelo por lo que en la siguiente temporada, en ese mismo espacio que ya tiene suficientes nutrientes, sembrarán maíz.
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La agricultura moderna

La agricultura moderna es aquella en la cual el éxito del proceso depende del uso de la tecnología, el acceso a recursos, la gerencia, la inversión, las características de los mercados y del apoyo que a nivel gubernamental se posea.
Dicho tipo de práctica permite tener un mejor control de los factores que intervienen en los procesos de cultivos agrícolas y la cría de animales. De este modo, los resultados que se obtengan dependerán del éxito que se tenga en el manejo de estos factores.


No obstante, mantener el suelo fértil con una cantidad de nutrientes necesarios y con un riego adecuado, puede lograrse con la ayuda de tecnología y las maquinarias adecuadas para ello.
A grandes rasgos, la demanda global de alimentos, representa un reto real, ya que en los países desarrollados la población de clase media obtiene mejores ingresos y a su vez. Este tipo de actividad es compatible con la agricultura de subsistencia, la cual se resiste en algunas zonas a desaparecer. 
Algunos estudios, estiman que entre el año 2010 y el 2050 la población de los países desarrollados necesitará cerca del doble de la producción agrícola. Como consecuencia, se necesitará aumentar los requerimientos de producción por lo que ésta llegará a sufrir un retraso, subiendo los alimentos de precio. 
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martes, 8 de enero de 2019

El significado de la agricultura

La agricultura se define como “el arte de cultivar la tierra.” Es una actividad que se ocupa de la producción de cultivo del suelo, el desarrollo y recogida de las cosechas, la explotación de bosques y selvas, la cría y desarrollo de ganado.

 Es una de las actividades del sector primario de cada nación, siendo el recurso más importante con el que cuenta el hombre para su subsistencia; una porción de los productos agrícolas es consumida de manera directa y otra es proporcionada a la industria para obtención de alimentos derivados, materiales textiles, químicos o manufactureros.




La actividad agrícola comenzó a practicarse en el próximo Oriente a partir de la revolución neolítica (hacia el año 7.000 a.C), junto con la ganadería; desde esos tiempos la agricultura tuvo un papel transcendental en el desarrollo de las sociedades humanas, al propiciar condiciones favorables para el paso del nomadismo al sedentarismo, con el que diera el comienzo al proceso de civilización. En la producción agrícola intervienen una serie de factores, entre los cuales podemos mencionar: el suelo, el clima, los capitales (inversión del dinero) y la propiedad territorial.

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